El año 2020 fue muy complicado, principalmente en lo que respecta a la salud, pero también en lo económico. Desde hace poco tiempo, los productores y negocios locales se verán afectados por una fuerte crisis, el impacto de la deslocalización y las grandes superficies; pero este año también nos fijamos en la importancia de los pequeños comercios que tenemos por delante.
Aunque apostemos por el comercio local y los productos de proximidad, en realidad estamos apostando por la salud, la calidad, el sabor auténtico y un mayor aporte nutricional. Al ser de km0, los productos nos ayudan a mantener prácticamente la totalidad de las propiedades organolépticas de los mismos. Coñecemos la procedencia de lo que estamos comercializando y también sabemos que son más sostenibles, xa que se explotan menos recursos naturales.
Pero, sobre todo, apoiamos el trabajo, el sudor, la economía de proximidad y local y a nuestros veciños. No hay nada más satisfactorio que apoiarnos mutuamente y defender los productos de calidad, además de enriquecer el entorno que nos rodea. Al consumir productos de km0, evitamos la contaminación, xa que podamos llegar al local a pé.
Los gallegos podemos presumir de ser grandes labregos, gandeiros, pescadores, artesanos, etc y de tener de nuestra mano todo lo necesario para sobrevivir. Debemos beneficiarnos de la materia prima que tenemos en el hombre y evitar, mayoritariamente, los productos foráneos y ultraprocesados.
El 2020 y la pandemia, nos enseñan a valorar a nuestra familia, a nuestros registros y a las primas más sinxas de la vida. ¿Recuerdas tu infancia? ¿Escalar polos árbores para recolectar cereales, ir a la horta por fresas, dar largos paseos en busca de amoras… o beber el leite recen fervido en casa de los avós? Los productos de proximidad nos evocan los mejores momentos de nuestra vida, algo tan sinxelo como los huevos de la casa o la comida fresca puede llevarnos a la época más feliz.